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I was never there - THE WEEKEND
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LA BÚSQUEDA

 

Graciela se miró al espejo varias veces aquella noche. Debía estar espléndida para la ocasión. El vestido con volados beige fue el elegido. El juego del gato y el ratón no le gustaba, pero igual lo jugaba.

 

La primera puerta que abrió olía a lavandina. La misma que usaban las chusmas del barrio cuando lavaban las veredas. Caminó hasta el balcón que marcaba el límite.

 

Abajo unos novios pasaron festejando algo así como un casamiento, inconscientes de su futuro ni de su presente.

 

Graciela volvió y abrió la habitación rosa. Allí la esperaban Julieta y María, las que siempre le hacían notar que era la tercera excluida. No duró mucho la situación, porque les cerró la puerta en la cara.

 

Fue hasta su habitación y se cambió el vestido. Unas minifaldas eran las adecuadas para la próxima puerta. Al picaporte lo abrieron 2 manos diferentes, correspondientes a cada uno de sus ex maridos. Tomó unos tragos con ambos que, aunque le fueron infieles, merecían la oportunidad de un nuevo insulto.

 

Corrió hasta el baño a vomitar.

 

Una huella digital la orientó hasta la última habitación de su casa. Allí estaba su madre que, noche tras noche, le pedía disculpas, a pesar de que Dios se había apiadado de ella y se la había llevado hacía un par de años.

La alarma de un reloj sonó a destiempo. El cigarrillo fue devorado en exactamente dos minutos y veinte segundos, un minuto menos que el día anterior.

 

Miró a su alrededor, y se dio cuenta de que ya no había más habitaciones.

 

Un político la miró desde la pantalla de su televisor para recordarle de que jamás haría nada por ella, por supuesto, sonriendo. Cambió de canal, y la sorprendió un pastor para recordarle que tampoco haría nada por ella, salvo que aporte el diezmo.

 

Era sábado por la noche. Pintó su boca de un rojo intenso y le dio un gran beso a sus labios, espejo mediante.

Alguien le propuso conocer otras habitaciones. Ella aceptó.

 

Los vecinos aún se preguntan que será de la vida de Graciela. Hace meses que nadie la volvió a ver. Algunos dicen que se oyen ruidos en su departamento por las noches.

 

Tal vez sea algún gato o algún ratón que siguen jugando.

 

 

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