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Still Loving You - SCORPIONS
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DÍA DE LA AMISTAD

 

 

El tema Still Loving You de Scorpions dura 3 minutos 51 segundos. Mónica subió en la estación Callao de la línea B de subte hasta Chacarita. Considerando que viajó 18 minutos, escuchó el tema casi 6 veces. Siempre era el mismo tema. Un bucle eterno, y emocionalmente impactante para ella.

 

Desde hace 4 años, cada 20 de julio, Día de la Amistad, solía llegar al cementerio a las 3 de la tarde, expectante por el ritual que se repetía cada año, en esa misma fecha. Deambulaba buscando una tumba que estuviera vacía, pronta a recibir a un huésped. Y en esa tumba tiraba la flor que había comprado afuera.

 

Se sentaba unos instantes, y ponía el walkman en modo radio, pero con la particularidad de no sintonizar ninguna emisora. Un ruido a sintonía vacía le permitía abstraerse.

 

El recuerdo de esa noche del 20 de julio de 1995 se aparecía potente. El grupo de siempre se había encontrado en la casa de Laura, su mejor amiga. Pamela, Juan, Felipe, y Daniel, su novio, más algunos desconocidos, de esos que siempre se cuelan.

 

La reunión tenía todo lo necesario: comida, bebidas, y mucho alcohol. Mucho. El orden de charla tenía cierta previsibilidad: crítica de alguien ausente, recuerdos de aventuras compartidas, y la recurrente condolencia de quien sufría más para llegar a fin de mes con el sueldo.

Paradógica y patéticamente reían al contar sus lamentos. Pero el alcohol fue muy eficaz en empezar a ahogar las penas.

 

Pero esa línea de perfecta previsibilidad se torció. Algo pasó cuando sonó Still Loving You, de Scorpions.

 

Laura y Daniel sincronizaron. Una burbuja inexplicable los apartó del resto. Una charla cerrada impidió el ingreso de extraños y conocidos. El tiempo relativo de los relojes desapareció abruptamente. La luz de la realidad se apagó para ellos, mientras algunas personas hacían algo de ruido que se iban apagando a cada instante, mientras el raport se hacía más intenso. Ni siquiera Mónica, anestesiada por las cervezas consumidas, se había dado cuenta.

 

Daniel dejó de ser su novio y Laura dejó de ser su mejor amiga. Bastaron solo tres o cuatro días para que todo se le viniera abajo. Su cordura hacía arabescos para mantenerse. Y la angustia perforaba su alma sin la menor contemplación. Rencor, bronca, desazón, angustia, conformaban un cóctel insoportable para ella.

 

Por suerte encontró una tumba vacía para arrojar la flor que, usualmente, tenía atado un papel con el nombre de su ex mejor amiga. Esta vez lo había olvidado. “¿Significará algo?”, se preguntó. Y volvió al subte para escuchar nuevamente la canción que la convertía cada 20 de julio en masoquista para sus amigos.

 

Llegó a su casa, y bajo la puerta había un sobre que decía “A mi amiga”. Guardó el walkman hasta el año siguiente, y leyó la nota: “Mónica, una noche, hace 4 años, charlamos un montón. Tu sensibilidad e inteligencia me hicieron pensar en vos. Nunca te olvidé. Nunca.”. La carta tenía 7 carillas escritas a mano, y una confesión: “cuando escuché aquel tema de Scorpions, que no recuerdo el nombre, sentí más de la cuenta, y ese sentimiento aún lo sigo teniendo”. La nota continuaba, y Mónica percibía la apertura de un alma a la que no estaba acostumbrada.

 

En un bar de Palermo Soho pidieron, él, una margarita, y ella un daiquiri de frutilla. Hay desconocidos de nombre, pero hay almas que se conocen hace mucho tiempo. Comenzó a sonar “Still loving you”. Mónica llamó al mozo y, propina mediante, le pidió que silenciara la música unos minutos.

La charla con el desconocido era demasiado buena.

 

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